Aquí no se habla del Mío Cid, sino de "los Cid míos".

Aquí no se habla del Mío Cid, sino de "los Cid míos".
Los protagonistas de estas historias: Ramonín, Elaine y Camila (mi familia). IMPORTANTE: Ninguno fuma, y nunca lo hago cerca de ellos.

sábado, 23 de febrero de 2008

Temporada de cata. Día 9

DIA DE CATA 9. ENTRENAMIENTO ARTILLERO. Balística aplicada.

Queridos todos:

Por este medio me reporto de alta nuevamente, luego de unas vacaciones familiares de Fin de Año en mi pueblo natal (Jatibonico, Sancti-Spíritus), seguidas de un frenesí laboral que se ha extendido hasta hoy, por trabajo acumulado. El que la hace, la paga, así que tuve que arremangarme la camisa y ponerme al día.

A ver, a ver,….qué ha pasado en estos meses….ah, ya: el 10 de Enero, a Camila se le ocurrió nada más y nada menos que cumplir su primer añito, así que circunstancialmente fui obligado a hacer algo al respecto, que necesariamente tuvo lugar para el fin de semana siguiente a esa fecha. Durante el tiempo que medió entre el cumpleaños y la fiesta, Ramonín se gastó la dentadura afilándose los colmillos para el cake y los globos. El susodicho se enteró el día antes del onomástico y prudentemente se lo recordé esa mañana bien temprano (el día “D”) para que felicitase personalmente a su hermana luego de cepillarse los dientes y antes de partir al kinder, cosa que hizo sin otra ceremonia que morderle la barriga a la medio-adormilada nena y espetarle "FECIDADE "¡!!! estentórea y sorpresivamente en la orejita, a lo que la homenajeada respondió con un berrido de susto y un llanto descomunal sostenido. Luego de este percance, bajamos las escaleras a trompicones (me esperaba el auto para ir al trabajo y dejar al Ramonín en el kinder) entre lloriqueos de Camila, recriminaciones de la madre y mascullos ininteligiblemente rencorosos del incriminado.

La fiesta quedó bien, en casa, y los chiquilines se divirtieron en grande, aunque todavía estamos raspando merengue fosilizado entre los cojines del sofá, y manchas de refresco en algunas zonas de las paredes..

Durante todo este tiempo, he acabado concienzudamente mis reservas de tabaco, y reservé para el final el Alsbo Vainilla (no hay manera que encuentre en el teclado la dichosa bolita para poner encima de la “o”), muy atinadamente, pues hoy necesariamente tengo que fumar en interiores.
Lo que sucede es que a Camila le ha dado la neura por caminar. Y vaya que se lo ha tomado en serio. Esto ahora hace que sea imposible dejar de observarla por unos milisegundos. Así que si uno de los dos adultos esclavos del trabajo hogareño está ocupado en algo, el otro tiene que pastorear al bichejo en sus maniobras de traslación.

No hay nada que me ponga los nervios más en punta que ver el estresante espectáculo de una Camila bamboleante y con patitas temblorosas, dando pasitos rígidos con las manos extendidas hacia delante, que se va de bruces al suelo cada 6 o 7 pasos. Hay que estar prestos para correr a la velocidad de un bólido para evitar que deje algunos dientes en el suelo, o que se agarre del primer adorno que esté a su alcance, con el consiguiente derribe y demolición. Lo único que tiene de bueno esta etapa es que su trayectoria es perfectamente predecible: uno solo tiene que pararla erguida hacia la dirección escogida, y ella inevitablemente trazará - con su paso de Frankenstein en pañales - una línea recta. Cuando apuntamos con Camila hacia un blanco en específico (digamos, hacia el refrigerador, o hacia la mesa del comedor), debemos asegurarnos que la ruta no contiene un juguete, adorno, pared o un Ramonín en el medio. La colisión está 100 % asegurada en estos casos.

También podemos hacer variaciones experimentales de balística: Camila tiene predilección por succionarse el pulgar, a la vez que apretuja contra su oreja un trapito (la viva estampa del amiguito de Charlie Brown con su frazada). Si le damos el trapito y la soltamos a caminar, no puede chuparse el dedo, pues necesita al menos una manecita extendida hacia delante para estabilizarse y mantener el rumbo programado. Entonces, con el trapito contra su oreja, y la otra mano hacia delante, poco a poco va desviándose en su movimiento rectilíneo uniforme, hacia el lado opuesto al de la mano que garantiza el guiado horizontal. Ramonín y yo apostamos (en secreto y sin Elaine de por medio), por ejemplo, cuántos grados a la derecha (si le enganchamos el trapo a la izquierda) debemos girar a su fraterno proyectil de manera que choque contra la caja de juguetes (y la derribe) a unos 2 metros antes de llegar al sofá. Le aclaro al nene que el sofá sería en este ejercicio el objetivo a ser alcanzado, y la caja de juguetes, un daño colateral. El diablillo toma nota debidamente, y debo confesar que me supera con creces. Hasta ahora, el score está a su favor, con 3 de cada 5 blancos alcanzados, y siempre recuperamos la bala sin mayores abolladuras. Resultado: Camila mejora su desempeño andante, Ramonín aprende balística y yo me divierto un poco (inocentemente, claro). Por otro lado, ningún ser humano ni cosa material alguna utilizados para y por estas pruebas han sido dañados.

Como Elaine está lavando, y mi primogénito está enfrascado en arreglar (según él) la carriola, hoy no tiene gracia disparar a Camila con “efectos”, así que me contento con que camine de pared a pared del pasillo central, y mientras me permito unas fumadas.

Dia 9. Bitácora del Capitán.

Pólvora: Alsbo Vainilla

Cañón: Peterson

Dotación de la pieza artillera: Ramonín y Camila (blanco móvil)

El olor a vainilla es particularmente intenso, una vez abierto el paquete. Como es un paquetito de muestra (3 gms), ya tengo a Ramonín listo para pedírmelo en cuanto termine de cargar. Ahora las cosas son diferentes, pues Camila también se antoja del papel aluminio (y de cualquier otra cosa en general). Por eso, el experto (le lleva 3 años de ventaja a la otra), deja la maltrecha carriola a un lado y se posiciona antes que la hermana, que está en estos momentos enfrascada en untar con saliva una figurita de porcelana….COÑO, LA FIGURITA DE PORCELANAAAAAAAA ¡!!!!

A toda velocidad, dejo la pipa y el paquetito encima de la meseta de la cocina y me lanzo a quitarle a Camila de las manitas la figurita antes de que esta pierda definitivamente la forma. La estatuilla-víctima ya está completamente resbaladiza y asquerosamente viscosa (Camila babea más que la madre de Alien), por lo que la llevo al fregadero para lavarla un poco (a la estatuilla, a Camila ni con detergente se le quita). Así quedan las cosas, pues al mismo tiempo, el mayor de mis retoños estaba hurgando furtivamente en el interior del aromático paquetito de tabaco, y alcanzó a masticar algunas hebras antes de que yo pudiera abrir el grifo del agua.

Acto seguido, ante la literalmente amarga constatación de que no todo lo que brilla es oro (o mejor: no todo lo que huele a vainilla, lo sabe), Ramonín lanza un Alsbo-escupitajo hacia delante, con el pequeño y casual detalle de que yo me encontraba en su camino, avanzando hacia él.
Total, que el pantalón igual tenía que cambiármelo (variante de: “las uvas estaban verdes”). Aprovecho que mi sacrificada esposa está lavando (en la a su vez sacrificada máquina lavadora) y me quedo un poco más ligero de ropas, a ver si puedo terminar de cargar la pipa.

Ramonín, a hacer gárgaras con agua, Camila, a caminar y yo a fumar, que así debe ser.

El Alsbo prende bien, y la primera pitada deja un muy agradable sabor a Vainilla (bueno se suponía que fuera a eso, no?), tanto en el paladar como en el ambiente. La Peterson System contribuye enormemente a que la fumada sea muy seca, por lo que tengo la combinación perfecta para al menos unos minutos más.

Camila se detiene y empieza a olisquear de lejos:

- “Ñaña, pochoin ata ñum papa ¡!!”- grazna embelesada.

No tengo ahora mismo a mi alcance un diccionario bilingüe coreano-español, pero asumo que la nena se ha confundido y cree que le estamos cocinando algo dulce. Ramonín no cae en la trampa. Es probable que le haga rechazo a la pastelería con sabor a vainilla en el futuro.

Si bien no es un tabaco “fuerte” para mi gusto, si me es placentero al paladar, y no me deja picor en la lengua, lo cual agradezco mucho. El olor en la casa es definitivamente exquisito.

Sigo fumando por espacio de unos 10 minutos más…..ahora me están halando los calcetines desde abajo:

- Ata, ata ñum papa ¡?- solicita Camila, ilusionada.
- Caramba, que esto no es “papa”, no es comida, Camy….-le aclaro, de alguna manera.
- Ñam ATA PAPAAAAA ¡!!!

Ok, dejemos la fumada por ahora, que voy a prepararle un biberón de leche a la beba con una gotitas de extracto de Vainilla…….