Aquí no se habla del Mío Cid, sino de "los Cid míos".

Aquí no se habla del Mío Cid, sino de "los Cid míos".
Los protagonistas de estas historias: Ramonín, Elaine y Camila (mi familia). IMPORTANTE: Ninguno fuma, y nunca lo hago cerca de ellos.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Temporada de cata. Día 7


DIA DE CATA 7. NUEVOS REFUERZOS EN ARMAS Y TROPAS. TRATAMIENTO PSIQUIATRICO DE SINDROME DE GUERRA. Problemas con la planificación y gestión logísticas.


Hace unos 15 días, de Asturias llega un nuevo contingente con sorpresas increíbles (una vez más, gracias Iván). En esta oportunidad, además de un par de pipas preciosas, llegan tabacos, así que hoy estamos de fiesta (digo, de cata).

Me estoy volviendo indecentemente acaparador con las pipas, ya en estos momentos me he dado cuenta que cuento (“varga la redondancia”, como decía un amigo de la secundaria) con la friolera de 6 pipas, las cuales son todas diferentes en formas y marcas, y esto se ha convertido en un pequeño problema para administrar adecuadamente su uso. Me explico (a ver si ALGUIEN me entiende, pues Elaine me mira como un bicho extraño):

La verdad es que cada pipa está tomando su personalidad propia, y encaja en su momento adecuado. Por ejemplo, la Claude Romain es la reina de todas, y la reservo para la noche de los sábados (para ver las pelis en solitario, con algo de café). Esta pipa tiene una rotación de una semana. La Amphora, es para todas las tardes-noches en casa, pero en momentos que pueda estar sentado o leyendo, pues ya me gusta acariciar la forma de la cacerola, mientras leo algo o finjo que escucho lo que mi mujer me esté sermoneando en ese momento (tiene una rotación de 24 horas - la pipa; los sermones tienen una periodicidad de 20 minutos-). Ahora, la Brebbia es para cuando llego del trabajo y me voy al balcón, inmediatamente antes de preparar el baño a Ramonín y nunca después de forcejear con él para secarlo con la toalla (tiene una rotación irregular, pero siempre mayor a 12 horas). La corn-cob es para los sábados y domingos en la mañana, que bajo a pastorear a Ramonín en el jardín, donde -excepto comer hierba - hace todo lo concerniente a la mejor bestezuela de patio en compañía de otras alimañas de su misma especie y edad (tiene rotación de una semana, con 2 días seguidos). La Parker es para ir al mercado y bajar a mecaniquear la moto, así que tiene una rotación de unos 4 días. La cubana, es del diario, así que la llevo al trabajo. Funciona 8 horas por día. Es una maravilla.

Esto lleva un serio trabajo de programación, además de la limpieza y cuidados de cada una, así que me dediqué a etiquetearlas todas para saber cuándo me tocaba usar cada una, luego hice un Plan con una hoja en Excel para ir confirmando las fechas/horas de uso, y otra para el mantenimiento y limpieza.

Elaine primero no creía lo que estaba viendo y me decía que iba a terminar loco, luego me fue dejando hacer…y ahora se limita a observarme con preocupación y a enviar a Ramonín (lo sé porque el chico ha confesado bajo tortura) a que me espíe a ver si no estoy hablando solo, echando espuma por la boca, o teniendo alucinaciones piperiles (Camila no ha cooperado en esto. Me consta). La otra noche -dice mi mujer -hablé dormido algo sobre si la curvatura de la pipa tenía que ver con que el arroz con pollo del almuerzo tenía pelos. No le creo, aunque pudiera ser. Y qué?

Puede que me esté volviendo algo susceptible y paranoide con esto, pues anteayer crucé de la cocina a la sala (pipa en boca) y alcancé a escuchar un par de frases sueltas de una conversación entre mi esposa y la vecina de enfrente. Elaine le decía algo como “malditas pipas”, y luego “tratamiento psiquiátrico”……pero no debe haber sido acerca de mí, así que no le dí mayor importancia al asunto y seguí mi camino.

Dia 7. Bitácora del Capitán.

Narcótico tranquilizante: Balkan Sobranie
Aparato de electroshock: Brebbia
Team médico: Elaine, Ramonín y Camila (como en los viejos buenos tiempos)
Hora de la terapia de grupo: 18:00, local

Antes de abrir el paquete de tabaco, les explico a mis preocupados oyentes que el Balkan Sobranie es un mito, que ya no se fabrica, así que cuidadito con tocarme el paquetito (me dirijo específicamente a Ramonín) cuando yo no esté en casa. El aludido baja contrariado la cabeza, mientras Camila grazna triunfalmente: “ÑAÑAAAAA ¡!!!”, así que espero que esto haya quedado claro para todos.

Empiezo por pasarle por las narices a todos el Sobranie, para que sepan a qué huele la cosa maravillosa con la que papá se está intoxicando. Ramonín pasa. Elaine arruga la nariz y Camila en su turno babea la mezcla, así que empiezo por perder unas hebras y ya estoy encabronado por la poca aceptación del producto por mis acólitos hogareños.

El tabaco huele exquisitamente latakiado, con un aroma delicado que al final se me antoja lácteo….

Procedo a cargar y encender la pipa. A esa hora, Camila le dio un magnífico cabezazo (sin previo aviso, que es como debe ser) a su progenitora en la quijada, que obligó al binomio madre-hija a replegarse zigzagueando hacia nuestras habitaciones, así que me quedé con Ramonín en la sala (yo de cara al balcón, y mi cuidador vigilándome, aunque de cuando en cuando mira la TV ).

A los 15 minutos de fumada, Ramonín claudica y se me acerca, solícito:

- Papá, la cucharita marina, pa favor…….

- Qué ¿? – me asombro, aunque no debiera. Siempre es igual.

- La cucharita marina, daleeeeee....pa favooooooooorrrrr........- insiste él, ganando en volumen.

- Coño, que no sé, no sé.....qué cucharita? A comerte la papa? O el dulce?....”marino”¿? - me rindo, desesperado.

- Que lo que quiere es que le leas el cuento de la CUCARACHITA MARTINA ¡!! - vocifera mi esposa desde la habitación, atenta a todo.

Bueno, era eso. Elaine le ha estado leyendo cuentos al pequeño, y este ahora me reclama.....Tengo que ganar tiempo....estoy fumando....y no puedo hacerlo cerca de él....estoy empezando la cata...tengo que pensar rápido....a ver...caramba....algo, ALGOOOOO:

- Ramonín...eh...ah...uhmm…....quieres hacer caca? – le susurro, sugerente.

Es una salida loca, lo sé, pero no se me ocurre nada mejor en ese momento. Lo importante es que Elaine no note que le estoy dando el esquinazo con el cuento. Total, se lo leo en cuanto termine de fumar, lo prometo.

- Sí quiere, papá- dice él, contra todo pronóstico.

Esto es increíble. Gracias, Señor.

- Bueno, hijo, qué bueno, ves? Dale, anda, al baño, a hacer caca, corre- lo conmino, aliviado.

Hace poco más de un mes que Ramonín se sirve solo del inodoro (ya el tibor fue heredado automáticamente por Camila), y aunque usa la tapa horadada “de mujeres”, todavía el orificio de esta resulta ampliamente holgado para sus infantiles posaderas, así que el nene debe hacer algo de malabares equilibrados para sostenerse sin caer al abismo mientras deposita lo suyo.

Elaine se ha quedado con Camila en el cuarto, parece que hicieron las paces y la nena se ha adormilado ronroneante en su cuna. La madre no es menos, y se acuesta en la cama a leer un poco, así que estoy felizmente solo, hasta que se me demuestre lo contrario.

El Balkan Sobranie es una “fina mezcla de hojas claras y oscuras de Virginia con los mejores tabacos de Macedonia”, donde en su fuerte aroma “predominan la Latakia y los tabacos orientales”, y su sabor está “lleno de personalidad” (por qué si ya alguien ha escrito en estas inmejorables frases, yo tendría que hacerlo de otra manera? Confieso: corté y pegué). Eso sí, y que nadie lo ha dicho: a mí además me sabe como con un ligero toque de yogurt al final. No sé por qué, pero me sabe así. En fin, delicioso.

Pongo la pipa en el cenicero, y hago un raid aéreo hasta el cuarto de baño.

- Ya terminaste, Ramonín? – pregunto asomado a la puerta, pues todavía habría que limpiarlo con papel higiénico cuando termine.

- Todavíaaaah….faaalta unaaaaaaahhhh – masculla el interpelado, con la cara colorada de la presión interna.

- Ah, ok, ok, campeón, sigue, sigue- lo tranquilizo.

De regreso, la pipa se mantiene encendida, con una finísima ceniza completamente blanca. Por espacio de 10 minutos, mantengo la plácida fumada.

SPLASH ¡!!!!! Del baño sale un aullido que me hace salir disparado en auxilio del llamante. Ramonín se resbaló y quedó atascado en el inodoro, metido a presión en la tapa protectora horadada.

- Resiste, campeón, que ya te saco- le doy ánimos, en lo que me asomo al otro cuarto a ver si las mujeres se dieron cuenta del asunto.

Elaine está en coma controlado al parecer, pues duerme profundamente, mientras Camila, en la cuna, se mete los dedos en la nariz, ajena al desastre fraterno. Me sonríe desde su posición bocarriba y saluda divertida con un: Tataaaa ¡?
Le tiro un beso, y regreso en busca de mi soldado Ryan, que a todas estas me espera de un humor pésimo.

Una vez concluida la operación de rescate y limpieza, premio la valentía con un par de caramelos, que entretienen a mi primogénito por unos escasos 10 minutos, los cuales empleo en terminar mi pipa.

- Cucharita marina, papá?
-Si, campeón, vamos a la cama, a leerte “la Cucarachita Martina”. Ahora si.